sábado, junio 16, 2007

Política ficción: ¿DÓNDE ESTÁ LA LECHE?

Es la pregunta que se hacen las amas de casa con insistencia. De la misma forma como se preguntan dónde se hallan otros productos de la cesta básica familiar. El Gobierno no les responde a los padres de familia. Simplemente amenaza con expropiar las instalaciones de la industria alimentaria. El Gobierno quiere expropiar el sofá. Pero el asunto es más complejo, en la medida en que compromete la nutrición de los niños y de la población en general. Puede ser un asunto explosivo. ¿Dónde están el aceite, la harina de maíz, el pollo? ¿Es un asunto de acaparamiento, de especulación, de boicot antioficial? Finalmente, ¿es un problema de mala gestión del sector oficial o una expresión del modelo de producción que se quiere imponer?

Hace algunos días pude asistir a la exposición que hicieron varios representantes de la industria venezolana en relación con el tema del desabastecimiento de productos de la dieta popular: leche, cereales, azúcar, carne, pollo, cerdo y embutidos. De sus intervenciones quedó claro —entre otros aspectos que no puedo reseñar en este espacio— que mientras haya control de precios —como forma artificial de controlar la inflación— no podrá haber producción regular de tales productos. El Gobierno pretende obligar a los industriales a producir a pérdida. El Estado de los petrodólares puede hacerlo, generando cuantioso daño al patrimonio del país, pero el sector privado no. Ergo, el Gobierno expropia las empresas, las estatiza, les pone un nombre de héroe socialista y se las entrega a cooperativas "bolivarianas" y empresas de producción social que demostrarán, una vez más, su tradicional ineficiencia.

De esta apreciación se pone de bulto que tenemos un serio problema de gestión —incapacidad gerencial, corrupción, clientelismo político, ignorancia en la materia— pero lo más grave es que tenemos un problema de modelo —estatismo, autoritarismo, exclusión del sector privado— y ambos tienden a agravarse cada día. Chávez ya lo dijo: "expropiamos las empresas". No lo dudo. Lo que no sé es cómo podrá resolver, por esta vía, el problema del desabastecimiento. El Ejecutivo importará más carne de Brasil y más leche de más allá y más harina de maíz de más acá. Pero seguirá habiendo desabastecimiento, se incrementará la corrupción y se agotará el tiempo de la paciencia de los ciudadanos.

En las últimas semanas, los estudiantes y la sociedad civil han estado luchando por conceptos fundamentales —libertad de expresión, democracia, pluralismo— pero ahora asoma la nariz una lucha mucho más concreta: por la nutrición de los niños y la familia. Luego vendrá la protesta por la incapacidad del ministro Carreño en controlar la delincuencia. Y por el desempleo y la informalidad laboral. Y por el estado lastimoso del sistema de salud y el incremento de la mortalidad infantil. Y por...

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