Ya a estas alturas que duda cabe que el “pistoneo” mostrado en abril por dicho motor ha devenido en considerable avería que —de no ser atendida con brevedad y pericia— podría trastocar en vulgar fundición de máquina. A mí también me ha sucedido que en raudo viaje a donde creía que la iba a pasar de lujo, fallara el perol. Pero ojo, ni de lejos sugería que ello estaba contemplado y que dada la situación, acamparía de lo más sabroso a orilla de carretera.
Lo cierto es que a la iniciativa presidencial el pueblo le percibió el tufillo autoritario y ahora pareciera que le hiede a pretensión totalitaria. Y es que la forma y extensión que adquirió la movilización estudiantil posterior al 27 de mayo —y que amenaza por mantenerse un tiempito más— fue una especie de jamaqueo o alarma colectiva en tal dirección. Acontecimientos estos que comenzaron por un tema, en cierto modo de derecho privado, como lo de RCTV, y que ya van por el hecho absolutamente público y político de la reconciliación nacional; transitando por cuestiones algo abstractas como la defensa de la democracia, la libertad de expresión y los derechos civiles, pero también pisando en asuntos más terrenales como la autonomía universitaria y un largo etcétera que con el tiempo de seguro se incorporarán al rosario.
El saldo es que la variedad y la asertividad de demandas hasta hoy formuladas por el movimiento estudiantil, además de legitimar la permanencia y expansión de sus acciones en tiempo y espacio, han dado pie a que los “hijos de gobierno” y su taita —harto confundidos— le ataquen en cuanto debate se halla efectuado con el “san benito” del proyecto de país que ellos proponen. Indiscutiblemente esta línea de confrontación obedece a un planteamiento estratégico de jerarquía superior, puesto que ni los propios estudiantes pro gobierno han formulado proyecto de país alguno, sino que llegaron al mundo político con el mandado hecho, con su arepita ideológica bajo el brazo: un arcaico proyecto de sociedad elaborado por y para el siglo XIX.
Sin embargo, lo significativo, lo central y también lo contraproducente de la oficialista postura es algo que —por ignorancia y consecuente falta de uso— los jóvenes gobierneros han dejado olvidado en el fondo de sus legendarios mapires. Y esto nos conduce a la respuesta que en algún momento verbalizarán los estudiantes libertarios. Una que está en absoluta concordancia con lo que hasta ahora se ha demostrado en sus pacíficas y muy legales acciones. Con ello producirán aporreo y considerables magulladuras a un régimen que, paradójicamente, incubó la criatura que les hará frente.
Me refiero a que los jóvenes disidentes también vinieron al mundo con su arepota política bajo el brazo. Su pasado es el presente y ello les hace acreedores de un específico proyecto de país, no precisamente para bautizarlo ante el gobierno y su juvenil representación, sino para defenderlo de ellos toda vez que el mismo, aunque inobservado y bajo fuerte amenaza, sigue aun vigente. Pues si: el proyecto de país que los jóvenes están defendiendo no es otro que el está plasmado en
Ahora bien, para que quede claro que ese es el proyecto de país puesto en juego, permítanme citar ínfima parte de su articulado —no hace falta buscar mucho tan sólo abra el librito azul, cierre los ojos y apunte con el dedo para que tropiece con importantes artículos flagrantemente ignorados— y así ilustrar lo que hoy los muchachos —y mañana la población en pleno— saldrán a defender:
“Art. 187: Corresponde a
“Art. 201: Los diputados o diputadas son representantes del pueblo y de los Estados en su conjunto, no sujetos o sujetas a mandatos ni instrucciones, sino solo a su conciencia. Su voto en
“Art 102: …La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes de pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática…” Ojo con una educación en valores socialistas o con exclusividades de cualquier otra naturaleza.
“Art. 16:…La división político territorial será regulada por ley orgánica que garantice la autonomía municipal y la descentralización políticoadministrativa. Dicha ley podrá disponer la creación de territorios federales en determinadas áreas de los Estados, cuya vigencia queda supeditada a la realización de un referendo aprobatorio en la entidad respectiva…” La “geometría del poder” está definida en la nación atendiendo a características y dinámicas sociopolíticas de profundas raigambres culturales y condicionantes históricos, su modificación está sujeta a consulta popular. Ojo con la promulgación de territorios socialistas sin la discusión y aprobación del pueblo.
¿No les parece que estos motores están como pasando aceite?
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