sábado, junio 30, 2007

Letras: LA PLUVIOSA NOSTALGIA DE VICTORIA DE STEFANO

Uno de mis hallazgos más importantes del año pasado en materia de literatura contemporánea venezolana fue la lectura de Lluvia, la deslumbrante novela de Victoria de Stefano presentada originalmente en 2002 y editada por la catalana Editorial Candaya en 2006, con un magnífico prólogo de Ednodio Quintero. Esta revelación vino a confirmar la calidad de su última obra Pedir demasiado (2004) y de Historia de la marcha a pie (1997) que fue seleccionada como finalista del Premio Rómulo Gallegos, en la oportunidad que fue ganado por el chileno Roberto Bolaños.

Nacida frente al Adriático en 1940, en la Rímini que inmortalizara Federico Fellini en Amarcord, De Stefano vino a Venezuela siendo una niña y aquí se formó como filósofa y escritora, tanto en el plano de la narrativa como en el del ensayo.

La primera vez que tuve conocimiento de Victoria de Stefano fue en los tempranos setenta, cuando leí El desolvido, en la época en que era esposa del filósofo y revolucionario Pedro Duno. De hecho, esa primera novela suya, publicada en 1970 y referida a los años de la lucha guerrillera de principios de los sesenta, manifestaba un profundo compromiso político. Quince años después propuso su segunda novela La noche llama a la noche y —ya en los noventa— El lugar del escritor y Cabo de vida, obras que anuncian un viaje interior sugerente y poético.

Lluvia se inicia con un aguacero durante la mañana de «uno de los más lúgubres inviernos de los que tenía memoria» que prefigura un mundo exterior heterogéneo y amplio, habitado por personajes que no tienen ni requieren explicación pero que se exponen a los ojos del lector como una relación de voces, ansias y percepciones. Clarece va regando las páginas con sus recuerdos del jardinero y de otros habitantes de ese universo húmedo y esclarecedor, como la lluvia que limpia el ambiente tras el palo de agua. Y esto lo hace de una forma suave pero firme, preparando el terreno para —en la segunda parte del texto— iniciar una aventura literaria íntima donde prevalece la mirada de la escritora y sus reflexiones sobre su oficio y sobre otros escritores.

Novela de la nostalgia, Lluvia conforma un espacio abierto que atesora momentos, situaciones dramáticas, personajes, acciones y —sobre todo— pensamientos de un pasado indefinido unido a un presente que trascurre sain prisas pero con certezas. Reconozco que es uno de los mejores textos que me ha tocado leer en los últimos años.

LLUVIA, Victoria De Stefano, Editorial Candaya, Barcelona, mayo de 2006, 182 páginas.

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