domingo, junio 24, 2007

Letras: ¿POR QUÉ ELOI YAGÜE QUIERE MATAR A FERNANDO CASTELMAR?

Me lo pregunto de forma figurada, desde luego, porque la claudicación es una forma de morir, aunque parezca lo contrario. Suerte de héroe maldito, al estilo de John Ford, este Fernando Castelmar que atraviesa a trompicones las páginas de Cuando amas debes partirla más reciente novela de Eloi Yagüe Jarque que le valió el Premio Nacional de Narrativa Salvador Garmendia— constituye la manifestación de un proceso de deterioro que conduce a la traición de las ideas y, también, de los afectos. ¿Un periodista desesperado, un escritor frustrado, un investigador fracasado? ¿quién es en realidad Castelmar? En la tradición de la novela negra, no importa si el crimen de ley no tenga castigo. Lo verdaderamente interesante es que el crimen delate los rincones corruptos del poder. Al final, Yagüe Jarque condena a Castelmar: "No me engaño, sé que esta situación no durará mucho. Estoy tensando demasiado la cuerda. Sin embargo, no estaré ahí cuando se rompa."

Las angustias de Fernando Castelmar se desprenden desde Las alfombras gastadas del Grand Hotel Venezuela, publicada en 1999, debut en el campo novelístico de este escritor venezolano —nacido en la Valencia española en 1957 y trasladado a Caracas cuando era un niño— que ha descollado con sus cuentos, especialmente La inconveniencia de servir a dos patronos, que le valió el premio Juan Rulfo, otorgado por Radio Francia Internacional. Su Castelmar es un ex militante de izquierda, vinculado con la insurrección de los años sesenta en Venezuela, que ha devenido en desesperanzado periodista del más importante diario de Venezuela. Un hombre que "ha dormido durante 20 años" hasta que el Caracazo de febrero de 1989 lo despierta bruscamente, de nuevo, ante la muerte, la miseria y la injusticia social. Castelmar practica la autoagresión cotidiana, ejerce el cinismo de los perdedores que se saben perdedores, no el de los ilusos que se creen vencedores, como su amigo W.C., punto de quiebre de la amistad, la ideología y la trama de la historia. Castelmar es un hombre que ha perdido la voluntad y ha engendrado el odio, el resentimiento, el deseo de venganza. Y de pronto, clic, la cámara se dispara y se transforma la anécdota.

Aunque se pretende que el núcleo dramático del relato sea el triángulo amoroso entre Castelmar, periodista, W.C., jefe de Redacción de La República, y Aída, bella y oportunista pasante con 20 años menos, en realidad —desde mi perspectiva— el único personaje desarrollado es el de Castelmar. Bien vistos, W.C. y Aída son sólo dos referencias humanas que justifican el desarrollo de la trama. Es, más bien, la historia del desencanto de un hombre que ha cruzado sus cuarenta años, del llanto prolongado de alguien que no supo, no quiso, no logró colarse en el campo de los "triunfadores", del saberse fuera de este mundo que ha marcado la conducta de los desplazados.

Por eso, también, la referencia al Caracazo del 27 F, termina siendo anecdótica, casi una justificación para exponer un punto de vista político. Ese despertar brusco ante la realidad es la constatación de un fracaso. Del país, de aquella democracia erosionada, de la revolución soñada, del propio periodista. Pero el móvil para asesinar a otro ser humano no es político, ni siquiera ideológico. Son el oportunismo de W. C., la desvergüenza de Aída y, ahora sí, la mezquindad del propio Castelmar los factores que mueven la trama. En el fondo, a Castelmar le importa una pamplina frita los ideales de la revolución soñada en su adolescencia. Como todos los moralistas revolucionarios, termina convirtiéndose en el Tartufo de marras.

Cabría preguntarse, después de la muerte moral de Castelmar, tras asumir la vida y los valores que tanto había odiado, si podría ser el personaje de una nueva novela ambientada en estos nueves años de chavismo. Tendría el contexto histórico y político adecuado
—corrupción, abuso de poder, pacto con los factores económicos, oportunismo— para elaborar una nueva narración negra, donde lo importante no es que el crimen de ley tenga castigo sino que exponga los laberintos de la corrupción del poder.

CUANDO AMAS DEBES PARTIR, de Eloi Yagüe Jarque. Seix Barral Biblioteca Breve, Editorial Planeta Venezolana, 2006. Premio Nacional de Narrativa Salvador Garmendia, 317 páginas.

No hay comentarios.: