Sí, se trata de la libertad, pero no sólo de la libertad de expresión —que es muy importante— sino de todo el espectro de libertades ciudadanas, hoy por hoy amenazado. Recordamos aquel comentario que se produjo durante la gestión de Bill Clinton —"es la economía, estúpido"— para significar que un gobierno podía meterse con cualquier cosa ...menos con la economía.
En el caso de Venezuela, donde tenemos un gobierno con una clara vocación intervencionista y controladora, lo adecuado sería advertir: métete con todo... menos con la libertad. Pero es lo que ha venido haciendo en los últimos años: quitarnos las libertades de todo tipo.
La libertad de expresión es cada vez más restringida. Anoche vimos cómo se cercena una señal pública de televisión para imponer otra de caracter gobiernero y sabemos que el gobierno controla el 80 por ciento de las comunicaciones —televisoras, radioemisoras, diarios, revistas, etcétera— en todo el país. Esto es dictadura mediática.
La libertad económica ha sido hostigada desde el comienzo de esta gestión oficial con controles de precios y de divisas, con hostigamiento tributario, con expropiaciones e invasiones y con toda suerte de limitaciones estatales. Esto es dictadura económica.
La libertad sindical es condenada por el propio caudillo quien reclama a los sindicatos —a los suyos y a los de la oposición— que renuncien a defender los derechos de los trabajadores y dearrollen una actitud sumisa ante la revolución. Esto es dictadura sindical.
La libertad de elegir es cada vez más frágil con un Registro Electoral Permanente viciado y fraudulento y con un Consejo Nacional Electoral parcializado y tramposo. Aquí podemos votar pero no elegir. Esto es dictadura electoral.
Las libertades políticas se encuentra sojuzgada por el dominio del Ejecutivo sobre la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo y por una reforma constitucional que se adaptará a las necesidades del caudillo. Esto es dictadura política.
Cuando hay dictadura... hay que luchar por la libertad. Hasta anoche ha sido por RCTV, desde ahora será por todos. Bienvenidos.
En el caso de Venezuela, donde tenemos un gobierno con una clara vocación intervencionista y controladora, lo adecuado sería advertir: métete con todo... menos con la libertad. Pero es lo que ha venido haciendo en los últimos años: quitarnos las libertades de todo tipo.
La libertad de expresión es cada vez más restringida. Anoche vimos cómo se cercena una señal pública de televisión para imponer otra de caracter gobiernero y sabemos que el gobierno controla el 80 por ciento de las comunicaciones —televisoras, radioemisoras, diarios, revistas, etcétera— en todo el país. Esto es dictadura mediática.
La libertad económica ha sido hostigada desde el comienzo de esta gestión oficial con controles de precios y de divisas, con hostigamiento tributario, con expropiaciones e invasiones y con toda suerte de limitaciones estatales. Esto es dictadura económica.
La libertad sindical es condenada por el propio caudillo quien reclama a los sindicatos —a los suyos y a los de la oposición— que renuncien a defender los derechos de los trabajadores y dearrollen una actitud sumisa ante la revolución. Esto es dictadura sindical.
La libertad de elegir es cada vez más frágil con un Registro Electoral Permanente viciado y fraudulento y con un Consejo Nacional Electoral parcializado y tramposo. Aquí podemos votar pero no elegir. Esto es dictadura electoral.
Las libertades políticas se encuentra sojuzgada por el dominio del Ejecutivo sobre la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo y por una reforma constitucional que se adaptará a las necesidades del caudillo. Esto es dictadura política.
Cuando hay dictadura... hay que luchar por la libertad. Hasta anoche ha sido por RCTV, desde ahora será por todos. Bienvenidos.
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