Lo importante de esta cantante tan peculiar —que inició su carrera a los 40 años— no reside en su voz sino en su poderosa capacidad histriónica. Posee carisma y derrocha simpatía. Con actitud felina se desplaza entre las mesas, entre la gente, entre los temas del amor apasionado. Floria Márquez ha sido definida como la show-woman de Venezuela y lo demuestra en cada presentación. Tal vez sus discos no se escuchen a menudo en las estaciones de radio pero no hay presentación suya que no rebase las expectativas.
Un factor fundamental de su éxito se encuentra en su esposo Pedro López, reconocido pianista venezolano de jazz que se ha convertido en su agente, su productor musical, su arreglista y su respaldo afectivo. Pedrito, como le dicen en el medio musical local, está dedicado por completo a la carrera de Floria.
Temas de Arturo Castro, Armando Manzanero, Chico Novarro y Concha Valdés Miranda, entre otros, conforman el menú de su nuevo trabajo discográfico que combina canciones nuevas con temas ya consagrados. Sin fecha de vencimiento, su séptimo disco, se acaba de presentar en Caracas en un acto privado y se lanzará al público el 9 de mayo durante un concierto gratuito de la cantante en el anfiteatro del centro comercial Sambil. De hecho, este emblema de los grandes malls venezolanos la ha incorporado como su artista especial y respalda la producción del disco compacto producido y arreglado por López.
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