lunes, octubre 09, 2006

Gerver Torres: GALLINAS FLACAS

A principios de los noventa, cuando dábamos los primeros pasos de la privatización en Venezuela, una de las acusaciones que algunos nos hacían era que promovíamos el deterioro de las empresas públicas para después permitir que se vendieran a precios de gallina flaca. La verdad es que ningún gobierno, incluso éste, hace eso. Por el contrario, cuando tratan de venderlas, los gobiernos buscan vestir las empresas de la mejor manera para hacerlas más atractivas para sus potenciales compradores y obtener así el mejor precio posible.
Pero si miramos lo que está pasando con algunas empresas públicas venezolanas uno se podría ver tentado de hacer la misma acusación. Tomemos el caso de Citgo, sobre cuyo posible interés en venderla han hablado diversos funcionarios del régimen, incluido el propio Presidente de la República. Pues bien, resulta que a esa empresa no se le hace otra cosa que quitarle valor, como si se le quisiese preparar para un remate.
Pierde valor cuando su principal proveedor de materia prima, PDVSA, manifiesta periódicamente su deseo de cortarle el suministro. Pierde valor cuando contratos y relaciones importantes con otros actores se cancelan, como es el reciente caso de la cadena de tiendas Seven Eleven. Pierde valor cuando su nombre, por las acciones de sus dueños, se desprestigia en el medio en el cual opera. El hecho, por ejemplo, de que sectores de la sociedad bostoniana planteen retirar el signo de la empresa que desde 1965 ilumina y es símbolo de esa ciudad, es una muestra de la perdida de valor de la “buena voluntad” de la empresa. En realidad la teoría conspirativa de las gallinas flacas no es correcta. No es que el gobierno se haya propuesto quitarle valor a Citgo para después rematarla. Más bien, ello es el resultado de otras cosas: incompetencia y un inconsciente deseo de destruir. Sí, de destruir empresas, puestos de trabajo y capital político en el exterior.
gerver@liderazgoyvision.org