Es la angustia ante la inminencia de la muerte. Es la desesperanza ante la insatisfacción de la vida. Es la huida de la familia, del amor, de la ciudad y de sí mismos. Dos suicidas, un hombre y una muchacha, ambos de origen turco, se conocen por accidente y se reconocen el uno en la otra y viceversa, aunque él no quiera aceptarlo. Pero ella va más allá y le pide matrimonio. Por conveniencia, por necesidad, por capricho. Sibel intenta escapar de las tradiciones de su familia casándose con un extraño. En cambio Cahit sólo busca sobrevivir en medio de la ruina de su existencia. Esto es Contra la pared y, aunque no lo parezca, es una intensa historia de amor entre dos seres al borde del abismo.
Cahit y Sibel representan los límites de una vida en tránsito. Entre Turquía y Alemania. Entre Hamburgo y Estambul. Entre un idioma y otro. Deambulan desde una cultura cerrada a otra cultura cerrada. En Hamburgo son turcos que viven en Alemania. En Estambul son alemanes que viven en Turquía. Él es un sobreviviente afectivo, el residuo de una pasión frustrada, el náufrago de una vida sin perspectivas. Ella, en cambio, es una prisionera de su familia, de sus tradiciones y de sus necesidades de amor. Ambos personajes le permiten al guionista y director alemán Fatih Akin —nacido precisamente en Hamburgo y de padres turcos— estructurar una película sobre la necesidad de aceptar al prójimo como lo que es.
Cahit y Sibel representan los límites de una vida en tránsito. Entre Turquía y Alemania. Entre Hamburgo y Estambul. Entre un idioma y otro. Deambulan desde una cultura cerrada a otra cultura cerrada. En Hamburgo son turcos que viven en Alemania. En Estambul son alemanes que viven en Turquía. Él es un sobreviviente afectivo, el residuo de una pasión frustrada, el náufrago de una vida sin perspectivas. Ella, en cambio, es una prisionera de su familia, de sus tradiciones y de sus necesidades de amor. Ambos personajes le permiten al guionista y director alemán Fatih Akin —nacido precisamente en Hamburgo y de padres turcos— estructurar una película sobre la necesidad de aceptar al prójimo como lo que es.
El drama de Sibel se ubica en la férrea tradición musulman y moral de su familia. En cambio, Cahit no posee familia, no tiene a nadie. Al casarse por conveniencia y mantener la libertad de cada cual, se desarrollan nexos afectivos más importantes. Nada de amor a primera vista. Dos desamparados protagonizan un proceso de conocimiento que los induce a involucrarse el uno con el otro. Viven sus horas y días de forma paralela. Y lo hacen trágicamente. El alcohol y las drogas, el sexo y la evasión, marcan sus vidas. Pero la libertad de acción les abre las posibilidades del amor y les devuelve la esperanza.
No es gratuito que Contra la pared se construya como una antigua narración turca, cantada por músicos apostados en la ribera del Bósforo, el estrecho que une el mar Muerto con el Mediterráneo y atraviesa Estambul para marcar la diferencia entre el lado europeo y el asiático, entre Occidente y Oriente. Esta especie de coro griego permite el paso de una situación a otra y agiliza el discurso.
Las actuaciones de Birol Ürel como Cahit y Sibel Kekilli como Sibel son destacables porque exponen un registro emocional muy rico y heterogéneo, evitando los lugares comunes del cine romántico. Nada de comedia. Contra la pared es un drama en toda la extensión de la palabra. El punto de partida en la ausencia del amor y desde allí desarrollan sendos trabajos interpretativo que expresan la madurez que una y otro adquieren con eso que llaman los golpes de la vida.
Como dato final: Contra la pared ganó el prestigioso Oso de Oro del Festival de Berlín y una docena más de premios europeos.
CONTRA LA PARED (Gegen die Wand), Alemania, 2004. Dirección y guión: Fatih Akin. Producción: Ralph Schwingel y Stefan Schubert. Fotografía: Rainer Klausmann. Montaje: Andrew Bird. Música: Alendre Hacke y Maceo Parker. Elenco: Birol Ünel, Sibel Kekilli, Catrin Striebeck, Güven Kiraç, Meltem Cumbul y Cem Akin, entre otros. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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