Hay una escena en El buen pastor —segunda película dirigida por Robert De Niro— que sintetiza el drama de unos hombres enajenados que llevan sus creencias patrióticas y políticas hasta el campo de la muerte y la destrucción. Es Navidad y un grupo de fundadores de la CIA se reúnen en un hogar, con esposas e hijos, para cantar villancicos. Los rostros de aquellos hombres que entonan muy devotamente Jingle Bell son los mismos rostros que de manera fría e implacable ordenan un atentado, torturan a un presunto agente doble y terminan destruyendo familias. Los asesinos también son cristianos.
De Niro tardó 13 años en volver a la realización y lo hizo de forma muy personal. El buen pastor no es una película comercial… pero merecería serlo, dada su calidad intrínseca. El origen y la conformación de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense —al surgimiento de la Guerra Fría— define cuál será su conducta medular hasta nuestros días. Creada para combatir el comunismo y a la Unión Soviética, la CIA devino en una maquinaria de muerte y destrucción, incluso más allá de sus objetivos iniciales.
El fanatismo y la obsesión se hallan representados en Edward Wilson, brillante egresado de Yale que es reclutado en 1939 por la antigua Oficina de Servicios Estratégicos —la OSS, según sus siglas en inglés, precursora de la CIA— cuando se inicia la II Guerra Mundial en Europa y comienza la hegemonía del nazismo. Wilson es un patriota inquebrantable, nadie puede dudarlo, pero también el responsable de la muerte de personas. Es un ciudadano ejemplar, pero no puede brindarles a su esposa y a su hijo la calidez del amor. Es capaz de sacrificarse por el deber, sin detenerse ante el dolor ajeno. Su patología le impide liberarse de sus miedos originados en su trágica infancia. Este personaje contradictorio y complejo, tan bien dibujado por Matt Damon, funciona como suerte de conciencia del asesino universal. Es un hombre que lucha contra sí mismo sin que pueda encontrar una verdadera victoria.
Ni De Niro ni su guionista Eric Roth intentan disculpar la patológica conducta de Wilson ni proponen una comprensión amable del rol de la CIA en la geopolítica de la Guerra Fría. Por el contrario, lo que el hilo narrativo pone de manifiesto, yuxtaponiendo distintos momentos históricos, es la condición perversa de toda aquella cruzada cuyos fines justifican los medios. Desde la plausible lucha contra los nazis en 1939 hasta el error político y humano de la invasión a la cubana Bahía de Cochinos o, según prefiera, Playa Girón en 1961.
Wilson es blanco, anglosajón y protestante —casi una redundancia— en una sociedad impregnada por la heterogeneidad étnica, religiosa y política. Por ello las secuencias de la fraternidad casi secreta de los Skulls and bones —de donde salen los cuadros del conservadurismo político de los Estados Unidos— marcan el tono inicial del film, signado por el secretismo, la supremacía wasp y los valores del anticomunismo. Pero en poco se diferencian las conductas institucionales de la CIA y el KGB. Sus agentes fueron programados hechos para lo mismo. Sobre todo en un mundo polarizado donde nadie podía confiar en nadie… ni siquiera en la familia.
Como buen actor que es, De Niro conformó un elenco de primera encabezado por Matt Damon y secundado por Angelina Jolie, Alec Baldwin, William Hurt, John Turturro y el propio De Niro. El buen pastor es, por encima de todo, una gran película de actores, cuyas interpretaciones van más allá de lo tradicional.
¿Qué habría que reprocharle a El buen pastor? Sin duda, su duración de casi tres horas y el ritmo narrativo de su primera hora, excesivamente lento.
Calificación: 8,5 /10
EL BUEN PASTOR (“The good sheperd”), EEUU, 2006. Dirección: Robert De Niro. Guión: Eric Roth. Producción: James G. Robinson, Jane Rosenthal y Robert De Niro. Fotografía: Robert Richardson. Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach. Música: Marcelo Zarvos y Bruce Fowler. Elenco: Matt Damon, Angelina Jolie, Alec Baldwin, Tammy Blanchard, Billy Crudup, Robert De Niro, John Turturro, William Hurt, Michael Gambon, entre otros. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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