El discurso pronunciado por Hugo Chávez en la juramentación de su nuevo tren gubernamental es un exacto equivalente al pronunciado por Fidel Castro en el cual se proclamó marxista-leninista. Esta incendiaria y última proclama pasó por llamar pendejo repetidamente al Secretario General de la OEA y por llamar la atención sobre el calificativo de Castro al organismo hemisférico, esto es, un Ministerio de las Colonias. Equivalen las expresiones de Chávez a una advertencia de ruptura con el organismo que agrupa a los países de este continente. Equivalen a una patada a la mesa que veremos si es respondida con el temor habitual a perder los precios subsidiados del petróleo. Equivalen a un anuncio de aislacionismo y a una bofetada a la Carta Interamericana. Esta incendiaria y última proclama pasó por un desafío directo y contundente a la jerarquía católica. Ordenó a su Ministro del Interior enviar a los obispos un caja con los libros de Marx y Lenin para que se enteraran de que era socialismo. Más claro no canta un gallo. Socialismo para Chávez es marxismo-leninismo.
Estamos ante el equivalente exacto del discurso de Fidel Castro. Ahora sabemos a qué atenernos. Ya no es socialismo endógeno o indoamericano, es marxismo-leninismo y punto. Esta incendiaria y última proclama señaló a Cristo como comunista. En otras palabras, el comunismo es el ideal. De manera que todas las vueltas y revueltas se han transformado, para mayor claridad de los venezolanos, en una incendiaria proclama donde se nos ha dicho que la revolución bonita, la revolución bolivariana, la revolución socialista, no es más que marxismo-leninismo ortodoxo y que el objetivo final es la creación de una sociedad comunista. Estamos claros. Ya tienen los obispos la definición de socialismo que habían solicitado. Ya sabe la OEA, y el continente entero, que a Chávez le importa un pito marchar hacia un aislacionismo a la cubana, ser expulsado de la OEA o que le impongan sanciones por violaciones al camino democrático. Estamos claros. En un país donde no existe oposición, donde tenemos un tren a toda velocidad, para frenarlo o para que se detenga la pregunta clave es ¿quién lo detiene?
He estado hablando en esta breve nota de la última proclama. Me parece que fue la última. El 1º de mayo de 1961 Castro proclama la República Socialista de Cuba y el 2 de diciembre de 1961, en una entrevista en la TV, proclama que es y ha sido siempre marxista-leninista y anuncia la creación del futuro Partido Comunista de Cuba, que no será creado hasta el 3 de octubre 1965, sustituyendo al Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS). Ahora se entiende la mansedumbre del Partido Comunista de Venezuela ante la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela. Al fin y al cabo, como buenos conocedores de la historia, pensarán en el PSUD como un tránsito hasta que vuelva a renacer el Partido Comunista de Venezuela. Ya grande y único, patrono de la revolución venezolana. Esta fue la última proclama.
tlopezmelendez@cantv.net
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