jueves, enero 25, 2007

Política Ficción: SE BUSCAN JÓVENES DESESPERADOS Y EXCLUIDOS

Este fue el título que puse a una nota que publiqué el 13 de noviembre del año pasado a propósito de las elecciones presidenciales y de la carencia de un discurso que motivara a los sectores jóvenes excluidos y desesperados de la población, entre quienes se registraba la mayor cantidad de indecisos, según las investigaciones de aquel momento. Hoy me luce de lo más pertinente traerlo a colación.
Tras la derrota del 3 de diciembre y la radicalización de la revolución autoritaria de Chávez, la oposición se halla dividida en dos vertientes claramente identificables: una organizada alrededor de las figuras de Manuel Rosales, Teodoro Petkoff y Julio Borges y otra liderada por algunos disidentes de sus respectivas organizaciones —como Alfonso Marquina y Leopoldo López— que proponen nuevas formas de activismo más vinculadas con lo social que con lo político. Pareciera que la oposición busca su redefinición aunque sea evidente la ausencia de la famosa unidad. La tesis según la cual la participación en las elecciones del 3D lograría conformar un movimiento opositor organizado y en acción ha resultado insuficiente. No hace falta argumentar demasiado: es un hecho. Los liderazgos no se decretan.
Pero lo que me parece más importante es que ninguna de las dos vertientes opositoras logra captar la atención de los jóvenes. Tal vez porque no han sido capaces de articular un discurso que los conecte con los menores de treinta años, quizá por mero desinterés hacia segmentos de la población desconocidos o no compendidos. Sea cual fuere la razón, lo central es que millones de jóvenes
—especialmente los de los sectores más desposeídos— no divisan una luz al final del túnel. Ni con el gobierno ni con la oposición.
¿Quién será capaz de articular una política que, además de enfrentar las arbitrariedades totalitarias del gobierno, logre construir un discurso y un programa alrededor de las necesidades de un amplio conjunto de la población que necesitan que le vislumbren el futuro? Educación, empleo, seguridad social, planes de vivienda y el crédito identifican sus necesidades. ¿Quién les va a vender la esperanza?

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