miércoles, febrero 07, 2007

Política Ficción: YO, EL SUPREMO

No es un cartel del realismo soviético, pero lo parece. Posee todas las características de su estética, tan parecida a la del fascismo. Es la exaltación del mito del superhombre, del héroe invencible, del führer nazi, del duce fascista, del camarada Stalin, del "gran timonel" de la revolución cultural china, es decir, de los más trágicos fracasos históricos del siglo XX.
Es una estética que responde más a necesidades ideológicas que artísticas, exigencias vinculadas con sistemas de dominación que se fundamentan en el culto a la personalidad. El caudillo como dios, el tirano como benefactor, la acción militar y represiva sobre la inteligencia y el diálogo. La infabilidad casi como sinónimo de la eternidad. Sin embargo, sus sistemas fallaron, fracasaron, se hundieron en el oprobio y, desde luego, no fueron eternos.
Flaco servicio le están cumpliendo los "artistas socialistas" de la Alcaldía Mayor a Hugo Chávez, cuando lo asocian estéticamente con los grandes fracasos históricos del siglo XX. Según el cartel especialmente diseñado para celebrar el 4 de febrero como "día nacional de la dignidad", Chávez aparece enarbolando el tricolor patrio en actitud desafiante y con la fuerza de los superhombres, mirando a lontananza para atisbar el futuro de la grandeza. La estética del realismo socialista, la estética del fracaso. Si yo fuese Chávez pediría explicaciones ante tan pérfidos designios.
Sólo Hitler y Mussolini murieron violentamnete con el fin de sus regímenes. En cambio, Stalin murió en su cama, Franco hizo lo suyo, Mao Ze Dong también, Kim Il Sung lo imitó, y Fidel también lo hará. Nuestro caso más emblemático es Juan Vicente Gómez. Es el dominio no sólo totalitario sino también vitalicio. No dudo que Chávez tiene sus aspiraciones.

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