martes, febrero 20, 2007

Cine: LAS VOCES DE LOS DERROTADOS

Las dos horas y 18 minutos que dura la proyección de Cartas desde Iwo Jima transcurren en un sorprendente silencio en la sala. Salvo los diálogos en japonés, los efectos de sonido de batallas y la música incidental, no se escucha nada más. Los espectadores están allí, sentados, mudos, viendo aquel discurso antibélico casi sin moverse. No podríamos decir que estamos ante una película comercial. No obstante, la sala está repleta. Claro, ayudan mucho las tres postulaciones al Oscar y los numerosos premios ganados recientemente. Al final, el público sale de la sala conmovido, en silencio, con la sensación de haber visto una película poco usual. Más bien extraordinaria.

El más reciente film de Clint Eastwood ofrece el otro punto de vista alrededor de la batalla de Iwo Jima para rememorar un momento histórico fundamental —a los ojos de EEUU y de Japón— en la resolución de la II Guerra Mundial. El director norteamericano toma prestadas las voces de los derrotados para tratar de entender los alcances de la contienda, más allá de los partes militares. En La conquista del honor había ofrecido la perspectiva norteamericana de la misma batalla, acentuando la manipulación propagandística de la victoria. En Cartas desde Iwo Jima la trama se sitúa en un plano más claustrofóbico y más desesperado, con un cierto tono poético que recuerda algunos filmes de Akira Kurosawa e incluso de Yasujiro Ozu. Hay un signo trágico desde el principio de la historia, pues Eastwood propone una comprensión más íntima del destino de esos personajes que saben que van a morir y que se debaten entre cumplir los mandamientos del honor militar nipón o sobrevivir al horror de la guerra para rescatar la esencia del ser humanos.

Los dos personajes principales son el General Tadamichi Kuribayasi (Ken Watanave, tal vez el actor japonés más conocido en Occidente) que resiste durante 44 días el asedio norteamericano, y el humilde panadero Saigo (el magnífico Kazunari Ninomiya, famoso astro de la música popular en Japón), quien sólo quiere regresar a casa con su esposa y la hija que aún no conoce. A pesar de sus diferencias de rango y de clase, ambos coinciden —sin proponérselo— en torno de la inutilidad de la guerra y de la necesidad de sobrevivir. Pero el honor y las convenciones son más fuertes.

El guión de la debutante Iris Yamashita y el exitoso Paul Haggis —director de Crash y guionista de Golpes del destino o A million dollar baby— se fundamenta en el libro Cartas y dibujos del Comandante en Jefe, que recoge las misivas del propio general Tadamichi Kuribayashi, editadas por el escritor Tsuyoko Yoshido. Es decir, el film deriva de testimonios personales del alto oficial que, según la trama, han sido enterrados por Saigo en una de las cuevas de la isla asediada. Esas cartas son el punto de partida del film, a partir de nuestros días, y le confieren un tono de veracidad importante.

La fotografía de Tom Stern —al igual que en La conquista del honor— es fundamental para construir la atmósfera opresiva y dramática. Casi en blanco y negro, más bien sepia, transcurren las batallas, las polémicas, los recuerdos y las esperanzas de ese grupo de combatientes. Esa tonalidad casi monocromática envuelve el relato y le otorga el tono de tragedia anunciada y aceptada.

Con Cartas desde Iwo Jima, Clint Eastwood —quien acaba de recibir la Legión de Honor de la República Francesa por sus aportes al desarrollo del cine universal— se revela como uno de los más grandes directores estadounidenses —vivos o muertos— y se pasea con soltura entre los Welles, Huston, Ford, Altman y todos los demás.

Calificación: 8,5 /10

CARTAS DESDE IWO JIMA (“Letters from Iwo Jima”), EEUU, 2006. Dirección: Clint Eastwood. Guión: Iris Yamashita y Paul Haggis. Producción: Clint Eastwood, Steven Spielberg y Robert Lorenz. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach. Música: Clint Eastwood. Elenco: Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase y Shidou Nakamura, entre otros. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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