sábado, diciembre 09, 2006

Política Ficción: ¿QUÉ ES LO QUE ESTAMOS CELEBRANDO?...

...además de la Navidad, digo yo. Ustedes disculpen, pero ahora —después del 3 de diciembre resulta que las cosas son como me repetía mi abuelita Gertrudis cuando yo era un adolescente: "mire mijito, lo mejor es lo que pasa". A juzgar por el tono y los contenidos de los textos y las declaraciones de algunos analistas políticos allegados a la oposición, estoy a punto de convencerme que la victoria de Chávez el domingo pasado era lo que necesitábamos en la oposición.
The Washington Post editorializó el viernes pasado de manera sorprendente y hasta vergonzosa: "ahora la oposición venezolana es creíble". ¿Antes no lo era? ¿Por qué lo es ahora y antes no? Los cientos de miles de ciudadanos que marcharon en las calles de Venezuela antes del 3-D ¿no eran creíbles? ¿Es necesario que un editorialista de The Washington Post lo escriba para que sea cierto?
En contraposición, a un periodista de The Financial Times que vino a cubrir las elecciones le pareció extraño que el presidente Chávez
—ya proclamado por el CNE— haya dicho en su rueda de prensa que "no habrá pacto con la oposición". Él, sabiamente, se pregunta ¿quién se lo pidió? Es como la esposa que llega a casa y le dice a su marido: "no te he sido infiel".
"Ahora la oposición está legitimada", argumentan algunos. ¿Quién la legitima y como para qué? "Ahora la oposición está organizada", opinan otros. ¿Dónde están los vínculos políticos y organizativos de la oposición con el tejido social venezolano? Creo que la oposición estuvo organizada electoralmente —de cara a los comicios del domingo pasado— y cumplió su rol unitario en apenas cuatro meses, con mucho esfuerzo y voluntad, pero no está organizada a mediano y largo plazo como movimiento político. "Ahora la oposición tiene un líder", concluyen los más optimistas. ¿Quién decreta ese liderazgo? ¿Es obra de la buena voluntad de la dirigencia? ¿Alguien le ha preguntado a los 4 millones que votaron por el candidato de la oposición? No tengo nada en contra de Manuel Rosalesincluso voté por él y defendí sus votos en una mesa electoral— pero creo que es demasiado pronto para decretar un liderazgo "legitimado". Todos sabemos que esos 4 millones de votos se nuclearon alrededor de la idea de salir de Chávez. Pero, ¿cuál es el proyecto de país de Rosales? ¿Cómo unimos a Bandera Roja con Primero Justicia? ¿De qué forma dotamos a la oposición de una personalidad política propia, que no tenga que definirse como "antichavista" para tener vigencia?
Le verdad verdadera es que el domingo pasado sufrimos —con o sin fraude, con o sin trampas, pero siempre con ventajismo— una terrible derrota que fortaleció las posiciones del gobierno en todos los espacios. Hoy Chávez es aún más fuerte que antes. Si los escandalosos porcentajes que anuncia el CNE son reales —todavía nadie ha demostrado lo contrario pero sigo sin poder creerlos— estamos frente a una vergonzosa derrota. Pareciera que 8 años de gobierno no han erosionado a Chávez y que la oposición ha retrocedido incluso con respecto al referendo revocatorio del 15 de agosto de 2004. Eso —seamos francos— es una brutal derrota.
Las derrotas exigen explicaciones. Debemos preguntarnos en qué nos equivocamos, dónde falló el vínculo con los ciudadanos —que son mucho más que simples electores— y cómo presentamos un proyecto de país a millones de venezolanos que sea racionalmente adecuado y afectivamente posible. Es obvio que hay que introducir correcciones en nuestras conductas políticas. Hay que comprender sin prejuicios los procesos sociales y políticos. Hay que identificar las insuficiencias de nuestra dirigencia. Y no hay peor ciego que quien no quiere ver.
Hay otra cosa que me llama la atención: los que deberían estar celebrando
—el pueblo chavista, sus bases sociales, sus dirigentes— no lo hacen. Salvo la "coronación" por parte del CNE y los discursos de rigor, no ha habido una gran fiesta de la revolución. Raro, ¿verdad?
Para abordar esta paradoja desde varios puntos de vista he incluido las opiniones que esta semana han expuesto, en distintos medios, Álvaro Vargas Llosa, Rafael Osío Cabrices, Silvia Dioverti, con una interesante óptica femenina, Trino Márquez, Teódulo López Meléndez y, en el campo económico, Orlando Ochoa.
Ah, se me olvidaba. También les ofrezco mi crítica sobre El nuevo mundo, el más reciente film del norteamericano Terrence Malick.
La verdad es que lo único que podemos celebrar es la Navidad.



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