En realidad las dificultades se difieren por un plazo, pero los desequilibrios económicos se acumulan, se agudizan y se presentan ya en forma crítica en tres ángulos de seria influencia social y productiva:
- La inflación sube y reduce el poder adquisitivo del salario;
- Los costos de producción nacional suben con la inflación y el anclaje cambiario reduce exportaciones no-petroleras y el empleo productivo, junto a elevadas importaciones;
- El gasto público real cae ante los precios altos y ajustes salariales, lo cual en la práctica reduce las partidas de mantenimiento, suministros e inversiones públicas.
Ante este panorama, Hugo Chávez revela graves limitaciones bajo el sesgo de una ideología radical antimercado. Aumentan los controles gubernamentales, los cuales crean desabastecimiento y la reforma constitucional de 2007 apunta a reducir el espacio de la propiedad privada bajo el Socialismo del siglo XXI. Sin embargo, el gobierno enriquece a los banqueros amigos con ganancias cambiarias y dice que esto reduce el exceso de liquidez.
En realidad la oferta de Chávez no tiene nada de "nueva economía". Combatir la corrupción con "una espada" o sin ella no es creíble, pues varios de sus colaboradores cercanos toleran o participan de la corrupción en manejos financieros, contratos y comercialización de empresas del Estado.
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