lunes, diciembre 18, 2006

Culinaria: LOS PLACERES DEL YANTAR

Desde hace algunos años, Barcelona le viene disputando a Lyon —en Francia— y San Sebastián —en España— la condición de capital gastronómica de Europa. Poco a poco, las ansiadas estrellas Michelin comenzaron a cubrir el mapa culinario de toda Cataluña y ciudades como Barcelona y Gerona, por ejemplo, se convirtieron en lugar de peregrinación de quienes buscan la luz de la innovación culinaria. Restaurantes, escuelas de cocina y laboratorios de sabores dieron paso a los autores de la cocina catalana moderna —Santi Santamaría, Ferrán Adriá, Jean Roca, Carlos Gaig— mientras algunos locales devenían en santuarios de la tradición y la innovación: El Dorado Petit, El Bullí, El Celler de can Roca, Sant Pau, el Racó de can Fabes, Via Venetto, etcétera. Más allá de las modas y las tretas del mercadeo, los cocineros catalanes han impuesto una modernidad en la culinaria que comienza su expansión mundial.
No hace una década, la merideña Tatiana Mora y el caraqueño Enrique Limardo llegaron —por separado— a esa Barcelona gastronómica. Allí se formaron profesionalmente y comenzaron a trabajar en restaurantes como el Gaig, de Carlos Gaig, y el Ruccula, de Joan Pique, ambos distinguidos con una estrella Michelin, entre otros locales. Este encuentro fue decisivo para definir el tipo de cocina que querían desarrollar. Se apropiaron de los sabores catalanes y de las técnicas de innovación europeas, pero la memoria gustativa hacía de las suyas y exigía una transformación más personal. De estas necesidades surgió un planteamiento que si bien no es cocina tradicional catalana —como la entenderían las abuelas de Tarragona o la Barceloneta— sí rescata sus esencias para hacer una cocina moderna.
De la Ciudad Condal salieron —juntos— Tatiana y Enrique a conducir los fogones del restaurante estelar del elegante hotel The Cliff, en Barbados, para luego mudarse a la Riviera Maya y trabajar en el Hotel Bahía Príncipe, en Cancún. Pero los años de lejanía de Venezuela, los condujeron a regresar. Aquí montaron el recordado Páprika, que durante un par de años sedujo a los comensales que acudían al C.C. La Lagunita con esa combinación de culinaria de raíz catalana con ciertos toques venezolanos.
De La Lagunita, Tatiana y Enrique saltaron a la Cuadra Gastronomía de Los Palos Grandes, donde presentan su propuesta más desarrollada bajo el nombre de Yantar, un restaurante que reúne lo mejor de dos mares: los sabores del Mediterráneo con los matices del Caribe. Un planteamiento que sorprende, que tiene la firma de lo auténtico, que puede presentar un plato muy sencillo al lado de uno mucho más elaborado. Una propuesta en pleno desarrollo que va ganando adeptos en un local que apuesta por innovación culinaria, la profesionalización del servicio y el equilibrio de precios. El tratamiento que otorgan a la muy tradicional pisca andina es seductor a la luz de la cocina catalana, mientras una clásica pechuga de pato cede a la tentación de sutiles láminas de cambur muy venezolanas. Aves, pescados, carnes maduradas —al lado del plátano, el maíz, el papelón— se sumergen en las aguas de la búsqueda culinaria. Es una experiencia interesantísima. La carta de vinos es adecuada pero siempre puede ser desarrollada con los aportes del Penedés. Yantar tiene apenas una semana de abierto y desde ya promete un crecimiento creativo importante.

Calificación: 8/10.

YANTAR Restaurante. Cocina de raíces catalanas con ciertos aportes venezolanos. Cuadra Gastronomía de Los Palos Grandes, Caracas. Teléfonos: (212) 285.3722 y 286.8080.

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