domingo, septiembre 17, 2006

Culinaria: LAS DELICIAS DE UN BROQUEL DE TRAPICHE.


En una breve visita a Puerto Ordaz atendimos la invitación de un anfitrión de primera —cuyo nombre me reservo— que nos citó en el Ercole, el ya legendario restaurante de la región guayanesa fundado por Ercole D’Adazzio y caracterizado por su buena cocina, su cuidada atención y su magnífica carta de vinos. Esa noche descubrimos el Broquel Malbec —de las argentinas Bodegas Trapiche y de la cosecha 2004— que resultó ser un vino sereno y equilibrado, tanto en olfato como en boca, que se correspondió muy bien con unos ravioloni rellenos de gorgonzola, salteados en mantequilla y presentados como primer plato. Alguien con buen criterio opinó más tarde que el tinto mendocino tenía demasiada presencia de pimienta en su regusto. Tal vez. Lo cual no es necesariamente un defecto. Lo que sí resultó decepcionante fueron los medallones de pez espada con caviar de berenjenas: demasiado hechos, duros, secos. Hasta en un sitio como Ercole sucede este tipo de desaciertos.