domingo, septiembre 17, 2006

Cine: JUSTICIA TARDÍA… Y FATUA.


Con tres años de atraso llega a las pantallas venezolanas La conspiración, un thriller a medio camino entre el film de espionaje y el histórico que narra la persecución a finales del siglo pasado de Pierre Brossard, colaboracionista francés acusado de crímenes de lesa humanidad durante el dominio nazi de Francia. El veterano y productivo director canadiense Norman Jewison (Agnes de Dios, Historia de un soldado, Jesucristo súper estrella, El violinista en el tejado, El caso Thomas Crown, entre otras) fue el encargado de adaptar la novela de Brian Moore, según el guión de Ronald Hardwood, quien hace unos años ganó un Oscar por su trabajo en la excelente El pianista de Roman Polanski. Si a estos rutilantes nombres añadimos los de un elenco británico de primera que incluye a Michael Caine, Alan Bates y Charlotte Rampling, podríamos esperar una gran película. Pero la decepción es grande. Esta es una conspiración, sí, pero en contra del espectador.
La conspiración abre con una secuencia en blanco y negro que muestra al joven Brossard, en 1944, dirigiendo un comando de la SS en la villa de Dombey que ejecuta a siete ciudadanos judíos. El film corta a una secuencia, en colores, ubicada en la Provence de 1992, casi medio siglo después, cuando un envejecido Brossard, condenado por una “sentencia de justicia” de un grupo denominado Víctimas Judías de Dombey, huye desesperadamente, escondiéndose en iglesias y rogando por el perdón. En otra secuencia, también al comienzo, un pistolero de una organización judía le tiende una emboscada pero Brossard salva la suerte de una forma casi heroica. Ese es el único momento en que sentimos cierta tensión. Entre el principio y el final asistimos a un relato extremadamente aburrido, chato, pleno de lugares comunes, con diálogos gastados y un esquematismo anecdótico que intenta justificar la superficialidad del relato. Todos los personajes están construidos de forma reducida y confusa, como protagonistas de una conspiración fatua, que tiene a la Iglesia católica como la gran aliada y la convierte en la protectora de un criminal de guerra como si éste fuese una especie de Robin Hood de las juventudes hitlerianas. Válgame Dios, qué confusión es ésta. Ciertamente Brossard es un personaje patético, despreciable, terrible, pero no hay en al película un intento de comprender sus mecanismos de acción y pensamiento. Además, siempre me ha parecido detestable oír a un personaje francés o español o japonés hablando en inglés. Sobre todo cuando Michael Caine habla con un acento que pretende ser de la provincia francesa. De las actuaciones es preferible no hablar.

LA CONSPIRACIÓN (“The statement”), Canadá, Francia y Reino Unido, 2003. Dirección: Norman Jewinson. Guión: Ronald Hardwood. Elenco: Michael Caine, Tilda Swinton, Charlotte Rampling, Alan Bates, Jeremy Northam,
entre otros. Distribución: Cines Unidos.