viernes, agosto 25, 2006

CINE: La muerte de un perdedor

En Días de furia descubrimos una historia verdadera ocurrida seis meses antes de la dimisión de Richard Nixon, en 1974. Un hombre llamado Samuel Byck, de 44 años, intentó secuestrar un avión comercial para estrellarlo contra la Casa Blanca y de esta manera asesinar al presidente norteamericano. Fue un anticipo frustrado de lo que sucedió el 11 de septiembre de 2001. Byck falló en el intentoy fue abatido por un guardia de seguridad dentro de la nave. Ese hombre se convirtió en un titular de periódico y cayó rápidamente en el olvido.
Treinta años después, el director debutante Niels Mueller rescata este personaje real en The Assassination of Richard Nixon -su título original- para ofrecer desde el punto de vista de la ficción una visión del universo psicológico de hombre que se sintió traicionado por su familia, su esposa y su país. Una mirada que aborda una época ciertamente convulsa para la vida política de los EEUU y la vincula con la tragedia del terrorismo actual. Pero, sobre todo, se trata de un intento de comprender ese proceso de extrañamiento que padece un hombre con respecto a su sociedad, su cultura y sus valores. Contó con las actuaciones de un elenco envidiable -los estadounidenses Sean Penn, Naomi Watts y Don Cheadle al lado del australiano Jack Thompson-, con la producción de los mexicanos Alfonso Cuarón y Jorge Vergara y con el trabajo de fotografía del también mexicano Emmanuel Lubezki.
Samuel es un vendedor que odia mentir, un marido abandonado por su esposa, un padre que apenas puede ver a sus hijos, un hombre que roba a su propio hermano y un amigo que pone en problemas a su compañero. Sam es un fracasado. Un looser cabal. Un perdedor que decide compartir sus planes asesinos con Leonard Bernstein, a quien escribe cartas confesándole sus intenciones. Un elegido por la Providencia para salvar a su país. Un "hombre conciencia" de la sociedad.
Sin embargo, Días de furia es un film que se resiente por su propia estructura dramática, construida con un largo flashback -puede sonar contradictorio- que explica paso a paso el proceso de degradación de la psique de Sam. Pero lo hace a través de determinantes un tanto simplistas, más bien cómplices del pensamiento limitado del personaje. Por ejemplo, cuando Sam afirma que "la esclavitud no ha terminado en los Estados Unidos" o que un banco no le aprueba un crédito "porque su socio es negro". No hay un distanciamiento suficiente del realizador con respecto a la complejidad de su personaje. Pero hay que añadir dos problemas más: Sean Penn está soberbiamente sobreactuado y la historia no necesita de 95 minutos para ser contada. Le doy 5 puntos sobre un total de 1o.


DÍAS DE FURIA ("The Assassination of Richard Nixon"), EEUU y México, 2004. Director: Niels Mueller. Guión: Niels Mueller y Kevin Kennedy. Producción: Alfonso Cuarón y Jorge Vergara.
Fotografía: Emmanuel Lubezki. Montaje: Jay Cassidy. Música: Steven M. Stern. Intérpretes: Sean Penn, Naomi Watts, Don Cheadle, Jack Thompson y Brad William Henke, entre otros. Distribución: Cines Unidos.

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