domingo, julio 01, 2007

Política ficción: DOS POSICIONES QUE PUEDEN SER UNA

El jueves pasado —27 de junioCaracas presenció cómo un impresionante río de gente —integrado por periodistas y otros gremios marchó desde la sede del Colegio Nacional de Periodistas hasta las inmediaciones de RCTV para exigir el retorno de la señal de la televisora más antigua de Venezuela y garantizar la libertad de expresión y los derechos ciudadanos.

Hace dos semanas, una gigantesca manifestación —compuesta mayoritariamente por estudiantes de todo el país, acompañados por los profesores, los egresados y los trabajadores universitarios marchó desde la Plaza del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela hasta la Fiscalía General de la República para —también exigir el retorno de la señal de la televisora más antigua de Venezuela y garantizar la libertad de expresión y los derechos ciudadanos.

Dos movilizaciones parecidas pero distintas. Las dos necesarias y legítimas. En la marcha del jueves participó sólo una parte del movimiento estudiantil. Era notable la ausencia de aquella masa juvenil. En la de hace dos semanas, la gran mayoría fue de muchachos, con la presencia parcial de otros sectores. Son dos posiciones que, hasta ahora, no han podido converger en una sólida oposición al Gobierno.

¿Por qué no estuvieron los muchachos en la marcha del 27 de junio? Los estudiantes han venido marchando y protestando para demostrar que no sólo no son apáticos ni indiferentes ante lo que está pasando en Venezuela —que es lo más importantesino para poner de relieve que no reconocen en la actual dirigencia política a sus líderes naturales e históricos. Una dirigencia que ha incurrido en demasiados errores y que, en el fondo, no representa a lo que podríamos llamar el «pueblo opositor». Una dirigencia que convoca el ánimo de la oposición pero que no lidera un movimiento opositor. Una paradoja real e irrebatible. La inmensa mayoría de los jóvenes no la reconoce como la suya. Aún más: desconfía de ella.

¿Razones generacionales? Sin duda, pero también el señalamiento de responsabilidades políticas en el fracaso de la lucha por la democracia a lo largo de estos ocho años. El Gobierno pretende desprestigiar al movimiento estudiantil tratando de vincularlo con estos partidos pero los muchachos no han aceptado ni la agenda del Gobierno ni la de esa oposición.

En rigor, no sólo se ha evidenciado una crítica a la dirigencia política. También a la dirigencia empresarial
—ocupada en sobrevivir, pero sin corajey a la sindical —¿dónde está?— en una sociedad que hace aguas por todas partes. Parece que lo estudiantes —los que no tienen nada que perder, salvo su futuro— son los que cubrirán esas expectativas.

La mayoría de la actual dirigencia, cabe recordar, es también responsable del deterioro del sistema democrático que propulsó y hasta
«justificó» el terrible advenimiento de Hugo Chávez al poder. Buen número de estos dirigentes provienen de Acción Democrática, Copei, el MAS, la Causa R, Proyecto Venezuela, etcétera, partidos que no fueron capaces de reformar el Estado y de garantizar la protección del ciudadano ante el abuso del poder. No perdamos la memoria, ellos representan el pasado y así son percibidos. Ni siquiera organizaciones jóvenes como Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo escapan a esta desconfianza. Por eso el jueves pasado muchos manifestantes —muchos ciudadanos se alejaban de los cuatro gatos que portaban banderas de partidos políticos. Nadie aplaudió a Manuel Rosales, por ejemplo, el hombre que estuvo llamado a conducir la oposición y al que muchos apoyamos.

Los jóvenes no tienen una posición contra los partidos
—incluso algunos de ellos son militantessino en contra de quienes los conducen. Y en esto todos —o casi todos— podemos estar de acuerdo. Ellos reconocen la importancia de las organizaciones políticas en la democracia pero desconfían de la dirigencia actual. De esos mismos jóvenes surgirá el liderazgo del futuro que ya comenzó en el presente.

1 comentario:

Yimmi Castillo dijo...

La lucha estudiantil es política, pero no partidista. La lucha estudiantil reconoce al gobierno, pero no está de acuerdo con él. La lucha estudiantil es y será siempre crítica, sea Chávez o sea Manuel Rosales quién sea presidente.
ProMedio