
Una acción cualquiera puede desatar reacciones en distintos puntos del planeta con diferentes consecuencias. Un disparo en el desierto marroquí impulsa decisiones en la frontera entre México y Estados Unidos, que a su vez generan conflictos en Japón. Personajes que no se conocen cruzan sus vidas de forma directa o indirecta. Seres humanos que hablan disímiles idiomas pueden comunicarse e interactuar en diversos lugares del orbe. El episodio bíblico de la torre de Babel —referido a la incomunicación como producto de las lenguas desconocidas, decretada por Dios ante la soberbia de los hombres— se desliza en el film de González Iñárritu y Arriaga al terreno de la afectividad y a las aguas movedizas de la intolerancia, la no aceptación del “otro”, de ése que no es “como yo”. Unos niños marroquíes, dos turistas norteamericanos, un adolescente japonés sordo y una niñera mexicana protagonizan las cuatro historias que se interconectan de forma aparentemente azarosa. El director mexicano partió de sus diferencias culturales, nacionales, étnicas y religiosas para establecer un área de identidad común. Y lo logra de forma admirable, coherente y extremadamente franca.
Con un elenco mixto —grandes estrellas al lado de perfectos desconocidos— y una producción internacional, Babel conforma un drama humano de alcances insospechados que estructura un retrato a mano suelta del planeta que moramos. Como obra coral, transita de un personaje a otro con marcada agilidad, tejiendo entre ellos un pañuelo común, más allá de sus diferencias étnicas, culturales o lingüísticas. Las distancias ya no se miden en kilómetros sino en emociones, en prejuicios, en posiciones tomadas, en necesidades afectivas. Los estereotipos nacionales —los gringos imperialistas, los árabes terroristas, los mexicanos son flojos, los japoneses están alienados por la tecnología— se derrumban ante un lenguaje que no es idiomático ni gestual, ni siquiera racional sino eminentemente emocional. Esta postura de los autores de Babel constituye la fortaleza más significativa del trabajo creador.
Babel no sólo reitera una perspectiva creadora que se halla en Amores perros y
BABEL (“Babel”), EEUU, 2006. Dirección: Alejandro González Iñárritu. Guión: Guillermo Arriaga. Fotografía: Rodrigo Prieto. Montaje: Douglas Crise, Stephen Mirrione. Música: Gustavo Santaella. Elenco: Brad Pitt, Cate Blanchett, Adriana Barraza, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Kôji Yakusho, entre otros. Distribución: UIP.
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